
Sufrir? para que sufrir...
para que el alma se oscurezca
y la pasión muera bajo la piel que la sustenta,
sintiendo el dolor cuando se quiebra
como bajo los pies las hojas secas en mil pedazos
estallan de tristeza?
Sufrir...
para que los ojos se cierren en tinieblas
no escapando al dolor que los desvela
y derramando lágrimas de hiedra,
quemando sus párpados,
dormitando en un vacío que acompleja?
Sufrir...
para que las palabras no broten con música ligera
y se conviertan en dardos que envenenan
y en sarcasmos que llevan muerte en sus flechas?
Sufrir...
para que el cuerpo pese y se endurezca
dejando vulnerable el alma entera,
como si un talón de Aquiles ella fuera?
Sufrir...
sintiendo la entereza resistiendo al dolor que se enfrenta,
desmoronándose y cayendo a tierra,
dando pasos de ciego en medio de un camino sin estrellas?
Sufrir...
Fuerza que te somete y te destierra
a sobrevivir en medio de una naturaleza muerta
y a pasar del odio a la locura
sin apenas detenerse a beber de la conciencia.
Sufrir....
palabra punzante y desgarrada
que nunca la buscas, siempre es ella la que llama,
entrando sin avisar,
tirándote al abismo de la desesperanza...
Y vas cayendo...
y no eres dueño ya ni de tu mente ni de tu cuerpo,
sólo la oscuridad te envuelve por entero
explotando en pedazos los recuerdos.
No vale la pena vivir en sufrimiento!
no es bueno despertarlo en tu cuerpo!
es un arma que te daña a fuego lento
y te deja desvalido y sin remedio.
Pero antes de que el fondo sea por siempre ya tu lecho
saca fuerza y valor del corazón que aun sigue latiendo,
agárrate a la vida lucha por vencer el desconsuelo
no desfallezcas ni en el último momento.
Reconstruye en tu memoria lo mejor de tus recuerdos,
impulsa a tu sangre a seguir recorriéndote entero,
enciende las luces del camino que has hecho
y tira al abismo el sufrir y a sus misterios;
enterrando fuera de ti al sufrimiento
y dejando que la luz del sol te acaricie todo el cuerpo.
¡Quiero ser yo testigo fiel de tu victoria!
Déjame entrar y ayudarte amigo mio.
Déjame ser para ti lecho y cobijo.
Déjame unirme a ti sin compromisos.
Déjame ayudarte a reconstruir la fe en el amor que por Él has perdido...
...aún sabiendo que yo nunca seré el elegido.